GOTAN PROJECT
por Carlos Fuentes
Eduardo Makaroff, Philippe Cohen-Solal y Christoph H. Müller. Hace diez años crearon escuela. E iluminaron un camino nuevo para la electrónica como herramienta de rescate de urgencia para músicas añejas. Con el tango lograron lo nunca visto: darle una pátina nueva y sobrevivir al intento. La última vuelta de tuerca del trío afincado en la ciudad de París es La revancha en cumbia. Tango, cumbia, electrónica… pasen y bailen.
¿Diez años no son nada? Tiempo es, al menos, para volver la vista atrás y hacer balance de la cosecha. Gotan Project, el trío que a principios de siglo apareció para (intentar) renovar los aromas añejos del tango, regresa ahora para hacer coincidir la efeméride –sí, hace diez años se publicó La revancha del tango— con un disco de éxitos pespuntado por un par de temas inéditos (Best Of, Ya Basta!, 2011) y, sorpresa, someter su amable tango electrónico a un proceso de centrifugado a través de la generación de la nueva cumbia de arrabal (La revancha en cumbia, Ya Basta!, 2011) con sociedades eventuales con artistas como Tremor, Bomba Estéreo, Chancha Vía Circuito, King Coya, El Remolón, Fauna, Axel Krygier, Frikstailers y El Hijo de la Cumbia.
Eduardo Makaroff, el vértice latino del trío radicado en París que completan el DJ francés Philippe Cohen-Solal y el suizo Christoph H. Müller, irradia orgullo y satisfacción cuando se le pregunta por el balance de la década. En aquel disco luminoso, aquellos buenos nuevos aires que tan bien se bailaron en clubes elegantes y playas de medio mundo como ambientaron cine, desfiles de moda y ceremonias olímpicas, Makaroff sitúa el inicio de “esta historia maravillosa e inesperada” de Gotan Project. “Hemos obtenido éxito comercial internacional y una vida artística alucinante con un proyecto basado en el tango argentino, lo que sobre los papeles era un poco raro”, reflexiona este músico bonaerense de 57 años. “Nos planteamos llevar al tango al encuentro con la música electrónica, llevar el lenguaje del tango, una música muy especial, el fraseo del bandoneón, ese lenguaje tan particular, con las nuevas tecnologías y las nuevas estéticas, con programaciones, electrónica, ordenadores y samplers… todo lo que sirve para hacer otro tipo de música, que es la avanzada actual del arte en general”.
¿Y cree que este proyecto ha sido honesto con el tango?
“Sí, sí, no te hubiera cogido el teléfono si me consideraras deshonesto respecto al tango [risas] porque el tango es el “leiv motiv” de mi vida, yo soy un activista del tango, un militante. El tango es una de las grandes músicas del siglo XX, sobre todo en la primera mitad del siglo XX lo fue fundamentalmente junto al jazz, con el que tiene una historia paralela. Es una de esas músicas que dieron la vuelta al mundo, fueron incorporadas por otras culturas y se desarrollaron de una manera muy amplia. El tango es la expresión cultural del río de la Plata, no sólo la música sino también el baile, la literatura, el cine, las artes plásticas. Es la expresión cultural de un pueblo que ha prendido hace muchas décadas alrededor del mundo. Acá, en Francia, los abuelos siguen bailando el ritmo de “le tangeau” y aún hay compositores que escriben del “tangeau”, que vino de la Argentina. Eso ocurrió en la primera mitad del siglo XX y en la segunda el tango siguió evolucionando, pasó de música popular a música culta, y ahora ya se estudia en los conservatorios. La honestidad es, conociendo bastante del tango, respetar y basarse en esa gran fuente cultural, musical y su inspiración”.
¿Qué aporta la electrónica a músicas de tanto raigambre como el tango?
“Tiene que ver con la libertad en el arte y con las diferentes ideologías. Están los fundamentalistas, los que no quieren tocar nada, y están los que se sienten libres para, con mucho respeto pero también con un poco de irrespeto, hacer lo que a uno se le cante, como decimos allá en la Argentina. Y luego hay que ser honesto, respetuoso y conocedor para tratar de hacer cosas bellas. No se trata de erigirse en el conservador de un estilo, porque lo que intentamos hacer es crear belleza, crear música, componiendo cosas que nos gustan, y creo que en buena medida lo hemos conseguido. Nunca dijimos que queríamos renovar la música del tango porque nos creemos muy buenos y destinados para eso. Yo me vine a París para trabajar sobre el tango y llevarlo al encuentro de nuevas corrientes, porque aún hay mucha gente que no conoce. Y no conocen a Aníbal Troilo o Roberto Goyeneche, no saben lo que es un bandoneón… en Inglaterra hay periodistas muy serios que aún lo llaman acordeón, no saben la diferencia”.
Es la didáctica del tango, ya centenario y patrimonio mundial…
“Sí, el tango nació del encuentro multicultural entre los criollos que en Argentina tocaban la vihuela y la guitarra, que venían de la colonización española, y en especial de los africanos, porque tango y milonga son dos palabras africanas. Los africanos estuvieron en la raíz, en los orígenes del ritmo que lleva el tango actualmente, mezclado con la habanera de Cuba que también dio origen al jazz en la otra orilla, en la cuenca del Misisipi. Y después vinieron los italianos y los judíos de Europa del Este, como mis abuelos, que eran judíos de Kiev, Odessa, Bucovina y Lituania, con sus instrumentos, como el bandoneón alemán… y de todo ese encuentro multicultural surgió lo que es la Argentina moderna y su expresión cultural. ¿Qué mejor que seguir provocando esos encuentros?”.
Pocos reconocen el alma negra del folclor de América Latina…
“Es verdad. Hubo una historia negada de la negritud, no solo respecto al tango sino de la negritud del pueblo argentino. Durante la segunda mitad del siglo XIX hubo una visión eurocentrista que buscaba, y lo logró en Argentina, atraer más inmigración blanca, sobre todo francesa, europea. Era lo que querían todos los presidentes de la época y por eso vinieron los que se escapaban de la pobreza y la guerra como mis abuelos, españoles gallegos, italianos genoveses… y fue lo que hizo que la negritud se diluyera. La población argentina se multiplicó por diez en muy poco tiempo y la proporción de personas negras pasó del 30% al 3% en pocos años. Y esta evolución también tuvo ciertos efectos culturales”.
Sorprende que Gotan Project, música para la clase media-alta, conecte ahora con la nueva cumbia. Porque en Argentina estas músicas de arrabal han sido vistas como altavoces de violencia social, de delincuencia. Si mal no recuerdo, este debate ha llegado incluso a instancias políticas…
“Eso ya nos llevaría a la sociología, la política y la historia… efectivamente, la cumbia villera está ligada a cierto grado de criminalidad que existe en las villas miseria de Buenos Aires, es verdad, pero es parte de la dura historia reciente de la Argentina. Pasó de ser un país rico en América Latina a las dictaduras y el desplome del ultraliberalismo. Se destruyó a tal punto que en el año 2001 la mitad de la población argentina estaba por debajo del umbral de pobreza. Y quizá ahí están las razones por las que han subido la miseria, la delincuencia, la pobreza y algunas expresiones culturales y musicales que van con eso”.
¿Y cuál es el objetivo de «La revancha en cumbia»?
“Primero debo aclarar que no se trata de cumbia villera, sino de una movida nueva que hay en Argentina y en otros países latinoamericanos con la música electrónica basada en la cumbia y en otros ritmos folclóricos latinoamericanos. Con los protagonistas de esa nueva escena nos decidimos a celebrar el décimo cumpleaños de La revancha del tango, básicamente con la idea de hacer diez remezclas de las canciones originales. La escena de la cumbia es una movida nueva, fresca, desprejuiciada, es muy original. Como ocurrió antes con el baile funk en Brasil, son unos músicos electrónicos jóvenes que no están mirando cómo pueden copiar lo que se hace en Inglaterra o Detroit. Ellos están más a la vanguardia actual de la electrónica y trabajar con estos artistas nos ha dejado contentos y muy satisfechos por el resultado obtenido. Es el sonido de la nueva cumbia electrónica que mezcla bien, y se integra, con La revancha del tango”.
Tras esta revisión a ritmo de cumbia, ¿qué será de Gotan Project?
“No tenemos ni idea. Gotan Project son tres y cada uno tiene individualidades. Siempre es un interrogante ahora que terminamos la gira “Tango 3.0”. Ahí nos queda un interrogante. Por ahora no hay material nuevo. ¿Habrá disco nuevo? Voy a dejar unos puntos suspensivos, una interrogación… no podemos hablar ahora del futuro de Gotan Project porque aún no lo tenemos claro ninguno de los tres. En qué momento, cómo, cuándo y para qué es aún un interrogante”.
Pensamiento (menos) triste que se baila
Santa María de los Buenos Aires, si todo estuviera mejor… las músicas de Argentina carecerían de un anclaje social como pocas disfrutan en el planeta. Hijas del arrabal, músicas como el tango, la milonga o el candombe llevan más de un siglo poniendo banda sonora a la vida en las ciudades y los campos del Cono Sur. Incluso el rock nacional, de Tanguito a Cerati, ha sabido recoger ese importante rasgo identitario en un país de 40 millones de habitantes construido sobre etapas cíclicas de emigración, dictadura, ultraliberalismo y democracia. Siempre abundó el material para la melancolía, como manda el tango. Hasta que desde París llegó la noticia del nuevo tango electrónico, optimista y vividor. En 2001, la aparición de La revancha del tango encendió la luz del orgullo para iluminar el pensamiento triste del que habló Discépolo. El éxito de Gotan Project (que en la última gira 3.0 ha dado la vuelta al mundo, de Canadá a Kuala Lumpur, de América a Kiev) permitió que entraran en liza proyectos de perfil similar como Bajofondo, Narcotango y, aquí en Barcelona, el trío Otros Aires. Ahora, como si fuera pago de una factura pendiente, el tango renovado de Gotan Project devuelve favores poniendo el foco comercial sobre la simpática cumbia porteña, el rugido nuevo del arrabal. Con sus atléticos ritmos sincopados y su chatarrería electrónica. La música de los nuevos hijos de los descamisados: menos tristes, más rebeldes.
Publicado en la revista Rockdelux en febrero de 2012